sábado, 2 de diciembre de 2006

Teletón: más allá del show.




Nunca he compartido todo el chaqueteo que existe detrás de esta gran obra. Independiente de que existe, evidentemente, una cantidad de empresas y personas que están allí solo por el lucro propio.




Sin embargo, el fin de la institución no puede ni debe ser empañado por los egos desmedidos de ciertas figuras de televisión ni por la ambición evidente de las empresas que siguen generando utilidades a costas de metas absurdas. La discapacidad de cientos de chilenos y hermanos extranjeros no pueden minimizarse por el circo orquestado para la TV.




Digo esto, porque desde pequeña que he compartido con gente con algún tipo de minusvalía. En mi colegio de la básica tuve dos compañeras con discapacidad; una de ella padecía síndrome de down y la otra sufría de sordera, lo que le dificultaba en el habla (y en muchas ocasiones se les tilda de "sorda/muda" cuando lo único que padecen es una discapacidad auditiva). Con ambas, todo el curso mantuvo una relación maravillosa.




En mi familia también pude conocer esta realidad, pues dos primos padecen de autismo. Y aunque nunca he tenido mayor contacto con ellos, sobretodo por un tema de distancia, pude conocer su historia y la de sus seres queridos, lleno de sacrificio, entrega y amor.




Hace poco realicé un taller a gente con discapacidad. Y aunque el grupo era bien heterogéneo - pues contrario a lo que uno podría pensar no había solo gente con discapacidad física o motora- pude conectarme perfectamente con ellos. En esas clases, no solo aprendí que son personas tan iguales que nosotras sino que además en muchos casos son más capaces que cierta gente que carece de alguna discapacidad.




Ojalá que las críticas que se la hecho a esta obra a partir de la figuración de las empresas, del festival de los codazos de las "estrellas" de TV, de la farandulización del espectáculo (como cuando se echan a correr rumores como que don Francisco se lleva el x% de lo recaudado), no perjudiquen a los cientos de beneficiados anónimos que día a día acuden a la Teletón para recuperar la esperanza de la rehabilitación. Dios así lo quiera.

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